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ES CUESTIÓN DE CONFIAR

  • Foto del escritor: Gabriela Llontop
    Gabriela Llontop
  • 3 nov 2021
  • 8 Min. de lectura

Montaje: Nurit Mitrani


En los últimos quinquenios de gobierno, la aprobación de la cuestión de confianza se ha vuelto una decisión crítica para el país. Pues cada vez que un primer ministro se aproxima ante el pleno buscando la aprobación, el Perú entero se coloca al borde un abismo.


La semana apenas había comenzado. Era lunes por la mañana cuando el cielo gris de la capital peruana anunciaba el inicio de un nuevo día. El sonido de las aves no se escuchaba con potencia; sin embargo, las bocinas de los automóviles motivaban a que cualquiera se mantenga despierto. La jornada había comenzado y con ella, una cita a la que todos pensaban acudir desde donde se encontraban. Portadas de periódicos, cintillos de los noticieros, locutores de radio y el comentario popular anunciaban exactamente lo mismo: la cuestión de confianza. Desde que el Perú se vio inmerso en una crisis institucional interminable, cada vez que un presidente del Consejo de Ministros (PCM) acude ante el hemiciclo a exponer sus políticas de gobierno y así obtener la aprobación del voto de investidura, el país entero se estremece.


La cobertura de los medios es impecable. Las cámaras y micrófonos enfocan a quienes van llegando a las inmediaciones del Congreso a cumplir con la labor por la cual juraron al sentarse en una curul. La primera ministra sale de la casa de Pizarro junto al jefe de Estado y su Gabinete completo. Caminan a paso ligero hasta la salida y se dirigen hacia la plaza Bolívar resguardados por su cuerpo de seguridad y por aquellos periodistas que buscan, a como dé lugar, sacar una breve declaración de alguno de los presentes.


La entrada al Palacio Legislativo es tan común como cualquier otro día, y aún así, la carga y preocupación que acompañaba a los miembros del ejecutivo aquel lunes 25 de octubre no podía compararse. La sesión toma inicio y los presentes toman asiento para escuchar, como habitualmente, el protocolo de bienvenida. Posteriormente, Mirtha Vásquez es invitada al podio a exponer sus ideas mientras todos prestan atención a cada palabra que sale de su boca.


Con un saludo habitual, Vásquez Chuquilín comienza a leer el documento que tiene entre sus manos, mismo que posee cada una de las posturas y políticas de Estado que el gobierno de turno pretender priorizar y cumplir durante los cinco años de gestión que, supuestamente le quedan. Comienza felicitando a todos por los logros obtenidos, mientras hace hincapié en la exitosa campaña de vacunación que ha permitido que más del 52% de la población objetiva se encuentre inoculada con ambas dosis del fármaco en contra del covid-19. No obstante, en las primeras líneas de su discurso también reconoce las accidentadas circunstancias en las que el país se encuentra y, en un intento de animar a todos, dice que todos podemos enfrentar esta dura situación.


“El país atraviesa circunstancias complejas, sí, pero creo que todas y todos sabemos que somos más fuertes que eso”, asevera.


Hace una pausa. Bebe agua y se acomoda el cabello. Endereza la espalda y cuida la postura. Se para bien con ambos pies y prosigue recitando las líneas que el archivo indica. Los ojos de los presentes están puestos en ella pero hay quienes bajan la mirada hacia sus dispositivos móviles buscando, quizás, distraerse de la presión que estar ahí sentado involucra. Una cámara hace un paneo de todos los invitados a la gala, mientras que otra, apunta directamente haciendo close up a la cara de la titular de la PCM, probablemente en búsqueda de las facciones que demuestren al menos un ápice del terror que puede o no sentir al estar parada frente a todos.


La tensión es evidente y las diferencias que se mantienen entre las bancadas, aún más. Las opiniones son diversas y el común denominador dentro del gran embrollo que supone el voto de investidura es el mismo: pánico del porvenir.


El discurso de Vásquez Chuquilín menciona puntos de singular materia de interés para la ciudadanía peruana, pues explica sobre la necesidad de reforzar los servicios de salud primarios, mientras que también hace énfasis en la inclusión de los grupos marginados y en la protección de los más vulnerables. Habla sobre la reactivación económica y los bonos del estado, pero también hace hincapié en que ni la Segunda Reforma Agraria ni cualquier otra iniciativa del gobierno planea estatizar los recursos u entidades de propiedad y gestión del sector privado.


Si bien la cita en el hemiciclo tuvo una pausa inesperada previo a la votación por la confianza debido al lamentable deceso del parlamentario Fernando Herrera; ante lo dicho en la exposición de la ministra, el ambiente se mantuvo tirante hasta después de que todos abandonaran las instalaciones del Congreso. Los comentarios son múltiples y una avalancha de críticas y antipatías propias del colectivo humano a favor o en contra de lo que dice o hacen los poderes del gobierno se hacen escuchar en las calles y, sobre todo, en las plataformas virtuales que tan comúnmente nos han eclipsado dentro del panorama digital.


Por un lado, están ministros como Pedro Francke que mencionan en su cuenta personal de Twitter que la recuperación económica esta en marcha y que el voto de confianza es lo único que se necesita para permitir que se continúen con las acciones a favor del país. Por el otro, aparecen personajes del medio periodístico a cuestionar al poder, tal es el caso de Rosa María Palacios que responde dicho tuit con el fin de buscar precisión en las palabras del titular de la cartera de Economía y Finanzas luego de escuchar al señor Pedro Castillo en Bagua Grande hablar de estatización. ¿Nada sobre el pedido del presidente para estatizar al consorcio Camisea? Va contra todo lo que usted y la ministra Vásquez han ofrecido”, lo interroga en la misma red social. Asimismo, están también los ciudadanos de a pie que ejercen su papel vigilante desde la comodidad de las teclas de sus portátiles o desde sus teléfonos móviles, en donde señalan, se quejan, denuncian y, por supuesto, se ofuscan por lo que el gobierno de turno hace y, más aún, por lo que no.


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Se podría decir que las redes sociales durante estos escasos meses del gobierno perulibrista se han convertido en la clave para dirigirse al pueblo y, a su vez, para eximirse de la responsabilidad de dar la cara ante la prensa. No les gusta que los cuestiones, no les gusta que los pongan en aprietos. La cantidad de veces en las que periodistas de diversos medios han recibido un “no” por respuesta de quienes pertenecen al partido del lápiz son casi incontables. Esto sin olvidar, las múltiples ocasiones en las malcriadeces de legisladores o ministros ha sido registradas en video gracias a los periodistas, mismo que, lastimosamente, se han visto atacados personalmente por mantener la libertad de expresión dentro de un régimen que, según aparenta, busca censurar a aquellos que piensen de manera indistinta a ellos.


De manera indiscriminada, Guido Bellido, ex primer ministro de Castillo, ha preferido hablar en quechua en lugar de hablar en español ante los medios. “El problema no es que hable en quechua. El problema es que tampoco así dice nada” menciona un usuario en twitter. Del mismo modo, se recuerdan las palabras de Chabelita, quien se negó a responder a una rueda de prensa luego de que viese el micrófono de Willax Televisión entre el tumulto de comunicadores. “No, si esta Willax entonces no”, culmina la parlamentaria antes de correr hacia el interior de palacio de Justicia como si se escondiera de algo o, en este caso, alguien.

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La censura ha sido una postura muy particular dentro de las políticas que ejerce el gobierno actual, pues, si bien no han cerrado o expropiado canales de televisión o demás medios de comunicación, si han cerrado sus bocas para emitir algún juicio o rendir cuentas ante el pueblo que tanto dicen defender.


Dicen que lo que inicia mal, termina mal.


Es preciso recordar que, si bien el ejecutivo es artífice de medidas que provocan sinsabores en el legislativo, es este último en donde se concentran aquellas ideas que promueven que el balance dentro del Estado se incline hacia alguno de los lados.


No es posible olvidar que fue el parlamento y, en especial, la bancada de Perú Libre con representación de Abel Reyes quienes presentaron un proyecto de ley que especificaba entre sus líneas la búsqueda de control de la radiodifusión en el Perú. Asimismo, es el mismo Congreso que, la semana pasada, aprobó por insistencia la reforma dentro de la Carta Magna para que solo ellos puedan invocar a la cuestión de confianza exclusivamente cuando se trate de asuntos que el ejecutivo relaciones directamente con su política de gobierno. Si bien ante esta medida se han tomado acciones y actualmente se viene procesando una denuncia de inconstitucionalidad admitida por el Tribunal Constitucional, parece ser prueba suficiente de que, en lugar de que los peruanos observen el ejercicio pleno de la democracia y libertad dentro del Estado que los gobierna, observan una batalla campal de papeles, sacos y corbatas que se disputa, aparentemente, por el poder absoluto.


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Ante lo ocurrido con Bellido, su Gabinete con peculiaridades y diversas investigaciones en curso, Mirtha Vásquez parece ser presentada ante los ojos de todo como una heroína que viene a liberal al Perú de las manos de terror que lo gobierna. Sin embargo, está de más decir que aquello carece de rigor y que, por supuesto, no es del todo en serio.

Su discurso ha dejado mucho que decir, pues esta bien estructurado y ha permitido que muchos pongan las manos al fuego por la gestión que ella promete para su quinquenio. Ha priorizado lo que todos desean oír, pero también ha despejado las dudas sobre si la democracia seguirá vigente y sobre si la dictadura es o no una opción para el hombre del sombrero.


La confianza aún no se ha aprobado, pero quizás ahora, el Perú respire un poco más tranquilo. El dólar aún oscila entre los 4 soles, los políticos han hablado, la ciudadanía ha escuchado y la prensa ha preguntado sobre todo lo que consideraba pertinente. Ahora la sensación de si el legislativo aprobará el nuevo Gabinete es lo único que preocupa al electorado que hace casi 4 meses se enfrentó a la decisión más difícil de sus vidas tras elegir entre la maquinaria naranja con sus múltiples indagaciones sobre corrupción o entre aquellos que tienen en sus filas a filoterroristas como el mismo Bellido Ugarte que alguna vez posó para una instantánea al costado de una fotografía de la Escuelita del presidente Gonzalo.


Es preciso reconocer que nada está dicho y que ahora es necesario mirar en introspectiva sobre el actuar frente a la política de nuestro país, que no solo involucra que todos acudan a los comicios electorales cada cinco años, sino que el poder cívico debe ejercerse a diario.


La nueva sesión ha sido pactada para el próximo jueves en aras de escuchar lo que los flamantes padres de la patria opinen y así conocer la votación. Este Gabinete ofrece una mirada holística de lo que el anterior no pudo, pero las suspicacias nunca dejaran de acompañar al partido del oficialismo mientras no exista precisión y sinceridad por parte de ellos en bienestar de la ciudadanía.


Hasta entonces, la intriga aún desespera a todos, se espera un sí por parte del legislativo, pero, sin embargo, se reconoce que todo puede pasar. Así que ahora solo es cuestión de confiar y tal y como dijo Mirtha en el hemiciclo, “¡Jallalla, Perú! ¡Kausachun Perú! ¡Qué viva el Perú!” y ojalá así sea.

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