top of page

A las orillas de la Laguna Azul

  • Foto del escritor: Gabriela Llontop
    Gabriela Llontop
  • 29 sept 2021
  • 6 Min. de lectura

Un paraíso de la selva peruana se ve intrigado por los mitos y leyendas que se tejen a su alrededor. ¿Será que la magia de sus paisajes también oculta misterios sin resolver?


Ilustración: Nurit Mitrani


Son apenas las 5 de la mañana cuando las avecillas y demás animales silvestres empiezan a cantar anunciando la llegada del amanecer. La luna se ha perdido en la oscuridad que la acompaña y eso demuestra que la noche se ha dormido por completo, mientras que el sol, por su lado, empieza a vislumbrarse glorioso en el horizonte dando aviso que su reinado acaba de comenzar. No hay ruido alguno, es solo la naturaleza evocando su hermosura. En medio de un manto verde de selva virgen es imposible no mirar hacia el cielo y a los alrededores y no confirmar lo que la misma tierra ya conoce: La vista alrededor de la laguna Sauce Cocha, más conocida por los lugareños y folletos turísticos como la laguna azul, es mágica y, sin lugar a dudas, cautivante.


Son ya las 5:15am, cuando comienzan a salir los turistas de sus bungalows para apreciar la salida de aquella imponente estrella que promete alumbrar su mañana, mientras tanto, algunos pescadores comienzan su faena para así poder salir victoriosos si con suerte logran llevarse consigo un paiche o un par de gamitanas. Por otro lado, los gerentes de los hoteles emprenden con sus labores del día a día, mientras que los nuevos huéspedes solo se concentran en disfrutar del paisaje y de un merecido descanso mientras se balancean de lado a lado en las hamacas con la vista directa a la imponente Laguna Azul de San Martín.


Sauce Cocha, su nombre original, es un lago natural de agua dulce ubicado en el distrito del Sauce a 33 km de recorrido en auto desde Tarapoto, la capital económica de San Martín. Con apenas 700 metros sobre el nivel del mar, esta imponente laguna se abre paso entre la selva impenetrable de la Amazonía peruana para cautivar y deleitar a todo aquel que tiene la dicha de conocerla. Cuenta con alrededor de 4308 km2 de superficie acuática, misma en donde habitan diversas variedades de peces y anfibios que son el principal referente de dicha región, es así, como es tan sencillo afirmar que la flora y fauna que abunda en este paraíso de la selva peruana es inaudito, incluso, casi tanto como sus mitos y leyendas que apuestan por dejar perplejos a quien sea que se decida a escucharlos.


Junior Palomino, es un joven guía que se gana la vida del turismo en esta laguna. Él, mejor que nadie, conoce y sabe respecto a los mitos que se tejen entre las aguas cristalinas que rodean el distrito de Sauce. Si bien, él reconoce que estas leyendas o cuentos tradicionales no tienen pruebas fehacientes que demuestren la existencia de sus protagonistas, si cree que nada puede darse por sentado, pues nunca se sabe cuantas sorpresas puede tener bajo sí la naturaleza misma.


***

La leyenda más popular de estos lares es el de una bella sirena que habita en las profundidades de esta laguna. Se dice que, es tan hermosa que ningún hombre podría resistirse a su belleza. Este cuento urbano o, en todo caso rural por la ubicación geográfica de este atractivo natural, data de muchos años atrás y es imposible precisar una fecha exacta de cuando se inició dicho rumor. Sin embargo, así como menciona Junior, los pobladores de la zona, poco o nada se interesan en saber cómo inició el mito, sino que, fielmente han decido creer en él.


Existen múltiples leyendas sobre sirenas que raptan hombres a lo largo y ancho de la Amazonía peruana, pues los ríos, lagos y lagunas son uno de los atractivos más populares en esta zona dentro del país rojiblanco. Sin embargo, lo que hace particular a la “Sirena del Sauce” es que este personaje misterioso se aparecía solo en las noches de luna llena al final de cada mes para sentarse en una piedra en forma de trono a las paredes del cerro virgen al borde de la laguna. Es allí, donde empezaba a cantar mientras peinaba su larga cabellera, buscando así atraer a su próxima víctima.


Se dice que algunos la han escuchados, mientras que otros juran “por la virgencita” haberla visto sentada tarareando alguna melodía irreconocible pero completamente agradable para sus oídos. Los que juran haber apreciado su belleza, cuentan que esta mujer tenía el cabello casi tan rubio que brillaba a lo lejos con la luz de la luna, también lucía orgullosa un par de senos descubiertos y voluptuosos y su larga cola llena de escamas que se reflejaban como cristales en el agua transparente de la Laguna Azul.


Dice la leyenda que el desafortunado caballero que este pescando o nadando en la laguna cuando la luna se encuentra en su punto máximo en la plenitud de la oscuridad de la noche, será embelesado por la preciosura de este místico ser al punto de que voluntariamente se acercará a donde esta se encuentra sentada. Como muchos cuentan, la sirena no quiere a los hombres para satisfacer sus placeres carnales ni para conservar su compañía, sino que, parece que es tal su odio hacia el género masculino que, matarlos al a varios metros de profundidad de la superficie, era su pasatiempo favorito.


Durante muchos años, existieron registros de muertes en dicha laguna de caballeros de mediana edad que nadaban o desperdiciaban sus últimos minutos en las aguas de Sauce Cocha. Si es bien es cierto que, hace ya tres años no ha fallecido ningún varón en las aguas del lago, es preciso reconocer lo curiosamente coincidente que suena que solo mueran un hombre anualmente y que el cuerpo aparezca dos días más tarde flotando en la superficie.


***

Es cierto que no se puede negar lo interesante que es escuchar historias similares sobre los mitos y leyendas que crecen junto a los atractivos turísticos más populares del país de los mil sabores. Sin embargo, es preciso hacer hincapié en que, lamentablemente, por falta de pruebas y, quizás un ápice de fe, no se puede confirmar la veracidad de dichos cuentos.

En la región de San Martin, es muy popular la comercialización de obras de autores oriundos que narran estos hechos con lujo de detalles, permitiéndole al lector, volar dentro de las líneas redactadas y conocer el lado más tenebroso, pero increíble y místico de las historias que se tejen entre las diversas ciudades del país.


Lo más probable es que nunca se compruebe la existencia de una sirena en el distrito de Sauce como tampoco el famoso tunche en Bellavista o el Chullachaqui en el Alto Mayo. Lo que sí se puede confirmar es que, es inevitable no quedarse anonadado al escuchar de boca en boca, estas historias sobre seres mágicos y despiadados que intentan cruzar al plano terrenal para demostrar su ambivalencia entre las “dimensiones”.


La Laguna Azul es y siempre será un destino paradisiaco dentro de la selva peruana. Es, sin lugar a dudas, un punto clave dentro de la agenda de cualquier turista que se anime por conocer el algo más popular de San Martin. Recorrer las casi 5 hectáreas de terreno acuático es una experiencia que nadie puede perderse y quedarse absorto con la magnitud y hermosura del sol reflejado en el agua es un lujo que solo pueden darse aquellos que pisan el distrito del Sauce.


Y es así como los días dentro de este paraíso terrenal que regala al mundo la región de San Martin termina su faena con una cantidad exorbitante de flashes de aquellos que esperan conservar la imagen de la puesta de sol no solo en su memoria, sino también en su smartphone y quizás en sus cuentas de Instagram. El sol se despide y comienza a ocultarse por oeste, pareciese que hiciera una especie de venia mientras se va de la misma forma en la que llegó. Los huéspedes dejan de apuntar con las cámaras y se disponen a ocupar los espacios que sus hoteles tienen para ellos. Los gerentes siguen dando órdenes y tratando de que todo siga de maravilla para ser recomendados en el futuro, mientras que aquel pescador que pudo capturar a su presa con el anzuelo vuelve a casa feliz por su ganancia. Todos han sido felices en la laguna y es algo que no se puede negar. Este paraje nunca deja de sorprender a quienes lo visitan, pues nunca faltará aquel que no pueda parar de admirar su belleza.


La Laguna Azul se duerme en paz cuando la noche aparece y la luna toma su posición en el firmamento, mientras que, las historias sobre ella no cesan de contarse alrededor de las fogatas, porque, quién sabe, quizás su encanto no sea lo único mágico que pueda ser visto en el lugar.

Comments


bottom of page